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Historia del Municipio

 

 

Historia

Históricamente, el origen del nombre El Vigía puede situarse en el año 1635 cuando el primer gobernador y capitán general de Mérida, capitán Don Alfonso Fernández Valentín entrego en consceciòn al capitán García Varela las tierras comprendidas a una banda del río chama y también en la quebrada de onia, es decir todo el territorio que abarca el actual municipio Alberto Adriani. Como durante esa época eran frecuentes las incursiones de piratas y corsarios en aguas del lago de Maracaibo adentrándose muchas veces hasta las poblaciones cercanas los recién llegados colonizadores establecieron un puesto de vigilancia en un sitio que permitiera abarcar visualmente el cause del río, posible camino de supuestos invasores, siendo este sitio un cerro ubicado en la parte sur adyacente al hoy llamado barrio Buenos Aires en ese cerro, llamado a partir de entonces «Cerro Vigía» se estableció vigilancia permanente para detectar cualquier posible presencia extraña que pusiera en peligro la seguridad de la naciente aldea y con el transcurrir del tiempo el «Cerro Vigía» fue la referencia de la zona, convirtiéndose en el nombre propio que hoy distingue nuestra ciudad. De allá hasta la fecha han pasado muchos años que han incidido en la historia de nuestra ciudad y el de mayor trascendencia lo constituye la llegada del ferrocarril, ocurrida el 28 de julio de 1892; acontecimiento este que puede considerarse como la partida de nacimiento y por esta razón, se considera con justicia que El Vigía nació en la referida fecha, ocasión propicia para encontrarnos con su historia y tratar de recogerla por que no puede olvidarse que conociendo lo nuestro se aprende a quererlo mas. De la pequeña aldea que se quedo esperando a los piratas y corsarios solo queda que la historia para recoger, porque El Vigía de hoy es la expresión mas concreta de lo que puede hacer el trabajo, la lucha, el esfuerzo, y el deseo de progreso, características, estas que han sido el norte de quienes han labrado nuestra historia local, llevando a nuestra ciudad al sitial de progreso que orgullosa exhibe con referencia que se levanta y habré caminos en las personas de sus hijos a lo largo y ancho de la patria como mensajero de un progreso heredado de quienes empezaron a labrar la historia, que apenas empezamos a conocer pero que pregonamos con orgullo.

Árbol Emblemático

Tamarindo, nombre común de un árbol tropical perennifolio de la familia de las Cesalpiniáceas, nativo de zonas fértiles de África y el sur de Asia. Es grande; puede alcanzar hasta 24 m de altura. Forma una madera extremadamente dura que se usa en ebanistería. El tamarindo se cultiva mucho en las regiones tropicales de los hemisferios oriental y occidental, por el fruto ácido que produce y como ornamental. Las flores, de color amarillo rojizo, se agrupan en racimos terminales laxos; tienen cáliz de cuatro piezas, cinco pétalos, tres estambres fértiles y un único pistilo. El fruto, de color castaño rojizo, es una legumbre alargada que se estrecha hacia el extremo, indehiscente (es decir, que permanece cerrada cuando madura), y con numerosas semillas de color castaño oscuro con una mancha negra. El jugo de tamarindo, mezclado con agua y azúcar, es un refresco muy popular en América Latina, aunque la forma más común de consumir el fruto es añadiéndole jugo de limón, sal y chile piquín (pimienta de Cayena). También se elaboran unas tortas con el fruto molido al que se le agrega azúcar. Entre sus virtudes curativas, el tamarindo se aplica en forma de cataplasmas para aliviar molestias de la piel y de tumores, además de ser un regulador del intestino. Clasificación científica: el tamarindo pertenece a la familia de las Cesalpiniáceas (Caesalpiniaceae); es la especie Tamarindus indica